viernes, 13 de noviembre de 2009

Ya no la tengo


Imagen tomada de la Red



Aquél día se arrebujó en el alma su caricia y volaron al Olimpo mis sentidos. Querubines en el cielo cantaban al amor y enmascarados demonios tentaban la lujuria, mientras mi espíritu perdido danzaba entre los dos, y la razón, insensible, imponía su ley sin misericordia.

Mas, venció la consciencia de saber que la vida sólo alumbra el instante en que se vive y en cada uno se pierde el anterior, su dicha o su fracaso. Si una hora antes me hallaba sobre el brocal de los celos, fueron sus caricias bálsamo celeste para olvidarlos, una puerta al Edén del que no faltó morder del árbol la manzana.


¿Ilusión, ficción, deseo carnal, amor, dimensión etérea? ¿Y qué más da? Lo que importaba era la extroversión de mi sentir evidenciado al tacto de sus manos y la entrega de su cuerpo.

Ya no la tengo, y muero un poco cada día aferrado a su recuerdo, pero la espero en esas noches de desahucio que su presencia ahuyenta, porque es Ella mi Selene y yo Endimión, que si duermo la poseo y en la vigilia sueño sus besos.



Carlos Serra

viernes, 6 de noviembre de 2009

2ª carta que me escribo

 Esta es la segunda carta que me escribo porque me busco y no me hallo, y sé bien que soy quien soy, pero no me reconozco entre la gente, y si quiero descubrirme me evado del mundo y de mí mismo y navego el universo desde mi yo interior, me reconozco ente ausente de la tierra que habita los espacios infinitos. Aquí, mi cuerpo tendido no es más que el envoltorio vacío cuando el alma lo abandona, un hálito de vida le sostiene mientras el corazón late, pero está inerte si la mente que rige su conducta se haya en otra dimensión, igual que cuando duerme.
A veces pienso si mi cordura desvaría porque percibo el mudo ignoto, me asomo a los ancestros, al mundo no vivido, y me encuentro en el lugar de donde vine, al lugar que volveré, noche sin tiempo donde mi esencia se integrerá a un Todo.
Hoy, que penetré en esa dimensión desconocida prendida la mirada en unos ojos, supe que no estoy loco porque viví la ingravidez desprendida el alma de mi cuerpo. Un éxtasis infinito me invadió cuando se ausentó el entorno y fundido quedó el mundo en sus pupilas.
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