miércoles, 24 de marzo de 2010

En la consulta

El Dr. Míguelez aparece en la puerta de su consultorio y pronuncia alzando la voz.
–Mariano Pérez
¬–Para servir a Dios y a usted –responde el paciente más próximo a la puerta en tanto se descubre de la boina e inclina respetuoso la cabeza.
–El doctor, algo sorprendido le invita a pasar diciéndole.
–Tome asiento y dígame que le pasa.
–Que tengo un dolor muy fuerte, aquí, en el estómago, ¿sabe usted?
– ¿Le ocurre con frecuencia?
–Pues mire usted, más que menos.
–Ya ¿Y desde cuando le aqueja ese dolor?
– ¿Desde cuando qué?
– ¿Qué desde cuando siente esa molestia?
– Hombre, a mí no me molesta, es que me duele, ¿sabe usted?
–Eso es lo que le pregunto, y desde cuando.
– ¡Ah! es que uno es del campo ¿sabe usted?
–No se preocupe, y dígame ¿Ha observado si sangra cuando defeca?

Mariano abre los ojos desmesuradamente ante la pregunta de si se desangra cuando hace no sabe qué y pregunta angustiado.

– ¿Y eso es malo doctor?

Y el doctor, que se arma de paciencia, le repite.

–No hombre, no. Lo que le pregunto es si ha descubierto sangre en las heces, si evacua con normalidad y si las deposiciones presentan un color negruzco.

El aturdido Mariano ya no entiende nada, pero piensa que el médico está empleando un lenguaje muy fino y deseando estar a la altura le responde.

–Mire usted, doctor, lo de las “disposiciones” lo entendí, pero no sé que es eso de las “feces” ni si es grave que sangren las “defecas”; a mí, lo que me pasa, es que me duele la barriga y cuando cago la mierda es blanda y tiene un aroma muy fuerte.


Carlos Serra